Nadie duda de la importancia de las TIC en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Nadie duda por tanto, de la necesidad de la extensión de las nuevas tecnologías al ámbito escolar.
Pero la mera presencia de un ordenador conectado a Internet en clase no garantiza un adecuado aprovechamiento del mismo, pese a que sus posibilidades sean infinitas. Partamos de la premisa de que las TIC no tienen efectos mágicos sobre el aprendizaje, ni generan automáticamente nuevos saberes. En el presente artículo trataré de analizar las causas del mal uso de Internet en las aulas y las claves para que su uso sea lo más eficaz posible. De todo ello se desprende que trabajar con Internet en el aula exige una nueva metodología que pasaría por imprimir un nuevo ritmo de las clases y dar un nuevo papel al profesor, que ya no será un mero transmisor, sino un conductor del conocimiento.
Por tanto, para que estas tecnologías estén verdaderamente al servicio de la enseñanza y del aprendizaje y contribuyan a la formación, la revolución tecnológica debe estar acompañada de una evolución pedagógica. La nueva metodología se inspira en las teorías constructivistas, según las cuales el alumno es agente activo de su propio aprendizaje. En la pedagogía tradicional el profesor tenía la respuesta y el alumno se limitaba a reproducirla. Ahora, se insta al alumno a investigar en busca de la respuesta.
Comencemos por enunciar las indudables ventajas que ofrece Internet
Otra razón de peso es que Internet permite fácil y rápido acceso a información de todo tipo así como a múltiples materiales digitales que enriquecen los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Entre los inconvenientes se encuentran
- Un mal uso de Internet en clase puede derivar en distracciones y dispersión del alumnado que a veces se dedica a jugar en vez de trabajar. Ello es debido a que la navegación por los atractivos espacios de Internet, inclina a desviarse de los objetivos de su búsqueda. - A ello hemos de sumar el hecho de que circulan por Internet informaciones no fiables y de escasa calidad, por ser éstas parciales, superficiales, equivocadas, obsoletas o descontextualizadas. Por ello es preciso enseñar al alumno a seleccionar con criterio la información y a filtrar las fuentes fiables.
- La avalancha de información escrita sobre miles de temas puede desarrollar en el alumno la ley del mínimo esfuerzo. Acostumbrados a la inmediatez, los alumnos se resisten a emplear el tiempo necesario para consolidar los aprendizajes, y confunden el conocimiento con la acumulación de datos. Por otra parte en Internet pueden encontrarse muchos trabajos que los alumnos pueden simplemente copiar para entregar al profesor como propios. De esta forma se destruye la creatividad y se esfuerzan poco en cultivar la expresión escrita, la articulación del discurso coherente, del que tanto adolecen los alumnos.
Es cierto que Internet constituye un medio como jamás haya existido para acceder de manera instantánea a la información. Ahora bien, no debe confundirse saber e información. Para que la información se convierta en conocimiento el individuo debe apropiársela y reconstruir sus conocimientos. Pero no todos los malos usos de Internet en el aula deben achacarse al alumnado.
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